Proyecto

 

La decisión de estudiar y analizar los testimonios ponderales se debe a la importancia que estos objetos tienen como documento histórico. En este sentido conviene valorar que, tras la invención de un patrón metrológico se encuentra un proceso de desarrollo cognitivo del ser humano, que parte de la observación de una propiedad, en este caso el peso y en otros el tiempo, la longitud, etc., y su comparación a partir de dos objetos distintos. Así se fueron identificando unidades en ciclos repetitivos como, por ejemplo, un día y una noche; lo mismo sucedió con la modulación de la figura humana y, por ello, las unidades de medida iniciales, como la mano, el palmo, el pie, etc., están derivadas del propio cuerpo humano. La evolución de este proceso de identificación y reglamentación de las medidas permitió establecer, ya en el IV milenio a.C., los primeros patrones metrológicos, que facilitaron la parcelación y el reparto de tierras, la asignación de un valor a los objetos, el cobro de impuestos, etc.

 

La creación y/o adopción de un sistema de medidas por una sociedad siempre estuvo condicionada por los factores comerciales, políticos, culturales, geográficos y ambientales propios de cada lugar. De hecho, esos factores quedan reflejados en las propiedades formales y contextuales de los objetos que participan en el proceso de pesaje: balanzas, platillos, pesas, contrapesos, lingotes, etc. Por ello, la información que se puede extraer de estas piezas evidencia características sociales, económicas y políticas de los grupos que las usaron convirtiéndolos tanto en un signo representativo de una sociedad como en el símbolo de una autoridad. Esta última es quien tiene el poder de otorgar valor de ley a unas medidas socialmente acordadas o, incluso, de imponer su propio sistema de medidas.

Fig. 4. Lugar de hallazgo del conjunto ponderal de La Hoya (Laguardia, Álava) (Galilea y Llanos, 2002: 132) 

A partir de lo expuesto hasta ahora, puede afirmarse que la metrología esta derivada y condicionada por el contexto histórico en el que surge o se utiliza, ya sea para intercambios de pequeñas cantidades de productos de gran valor o para comerciar a gran escala. En este sentido, la ocupación romana de la P. Ibérica conllevó la introducción de su cultura y de su sistema metrológico, lo que supuso un cambio notable para las poblaciones locales. Sin embargo, las características de cada región (contactos comerciales previos, uso de patrones mediterráneos, organizaciones de poder más o menos fuertes, etc.) generaron diferencias territoriales en el proceso de adopción del sistema de peso romano. Por ello, para analizar todo lo que entraña esta transformación ponderal, es necesario valorar los factores subyacentes antes señalados durante la revisión de los testimonios ponderales hispanos previos, coetáneos y posteriores a la conquista.

Fig. 5. a.)  Contrapeso de piedra procedente de Salamanca (Macarro, 2021: 234); b.) Peso de bronce procedente de El Raso (Candeleda, Ávila) (Barrios y González, 2019: 7, fig. 4, n.º 1); dimensiones: diámetro: 43 mm, peso: 122 g. 

En definitiva, el estudio de los sistemas metrológicos y de los instrumentos usados aporta gran cantidad de información sobre los grupos culturales que crearon y utilizaron esos patrones de medidas. De hecho, en el caso concreto de los testimonios ponderales es posible comprobar que, dado que surgen en contextos sociales específicos, éstos determinan sus características físicas que quedan plasmadas en las diferentes formas, materiales e incluso en la configuración de los valores (unidades, múltiplos y fracciones).

Fig. 6. a.) Contrapeso de plomo procedente de Vinha de Morouços (Barrios, 2020: 1321, fig. 3, n.º 12 y http://www.matriznet.dgpc.pt/MatrizNet/Objectos/ObjectosConsultar.aspx?IdReg=1116075) (dimensiones: medidas: 36,6 mm) y b.) Contrapeso de plomo con la inscripción SC que hace referencia a la Societas Castulonensis procedente de El Centenillo (Jaén) (Arboledas et alii, 2017: 879, fig. 2)